lunes, 25 de enero de 2010


LOS VERDADEROS HABITANTES DEL POLO NORTE...LOS ESQUIMALES
Viven rodeados de blanco todo el año. Son de corta estatura, 1,60 metros los hombres y 1,50 metros las mujeres, de cuerpo macizo y fuerte, y viven de la caza y la pesca. ¡Conócelos!.

Los esquimales viven en el Artico, una de las regiones más frías de la tierra y han debido adaptarse al medio. Las teorías más extendidas afirman que su asentamiento en las regiones más frías del planeta se debe al rechazo de que fueron objeto por parte de los indios americanos hace 12.000 años cuando llegaron a Alaska desde el nordeste de Asia y a través del Estrecho de Bering.
Hoy no forman ni pertenecen a ninguna nación. Eso sí que son un pueblo muy solidario, acogedor y muy pacíficos. Por naturaleza son nómades. Su civilización se basa en la familia, patriarcal y poligámica, en la que cada hombre tiene más mujeres cuanta mayor es su riqueza.
Los niños son muy importantes en esta civilización porque, de acuerdo a sus creencias, los pequeños son reencarnaciones de los antepasados. ¡Imagínate que rara vez los retan!. Creen en la existencia de seres superiores a los que no es necesario rendir culto ni rezar.

Su lengua es el esquimal, con cuatro dialectos muy parecidos, el que sólo tiene sustantivos y verbos y se basa en unir partes de una frase para formar una palabra de muchas sílabas. Tienen una extensa literatura oral, basada en narraciones épicas y cantos.
Sus costumbres...
Son de estatura pequeña. Los hombres miden en promedio 1,60 metros y las mujeres 10 centímetros menos. Son macizos y tienen las extremidades cortas.
Por el frío de las tierras del norte, donde no crece ninguna planta, lo único que pueden hacer para sobrevivir es cazar y pescar. Es muy característico de ellos el andar con grandes perros, los que utilizan para acosar a las presas y para arrastrar los trineos, su principal medio de transporte.
Entre más al norte, los grupos de esquimales son más nómades, pero igualmente construyen sus refugios.
Dentro de la casa, las mujeres se dedican a cocinar y a coser, mientras los hombres preparan sus utensilios para cazar y pescar focas y ballenas. De los animales que cazan lo aprovechan todo: carne, grasa, piel, huesos e intestinos. Su dieta habitual era carne hervida, pero lo lento de este procedimiento y la escasez del combustible animal que precisaba, les obligaba con frecuencia a comer carne cruda. De este hecho derivó el término esquimal, aportado por los algonquinos (que habitan al norte de Alaska) a partir de su término eskimau: "comedor de carne cruda".
Sin embargo, durante el invierno es frecuente que los alimentos escaseen, y los hombres deben viajar para perseguir a las focas, caribúes y otros animales que les sirven de alimento. Cuando las expediciones de caza duran muchos días, es necesario construir casas temporales. Como es imposible cargar la madera de las casas permanentes, los refugios temporales deben construirse con un material que se encuentre en todos lados sin dificultad. Por eso se hacen con nieve. Estas casas de nieve son muy famosas y todos conocemos su nombre: iglús.

Sus casas...
Se construyen para resguardarse de las bajas temperaturas a las que están expuestos durante todo el año.Es necesario que estén aisladas del viento. Los esquimales las construyen parcialmente bajo tierra para que estén mejor protegidas.
Aún con estas protecciones, el frío podría entrar cada vez que alguien abriera la puerta para entrar a la casa. Por eso, a las casas esquimales se entra por un túnel muy largo que está construido debajo del nivel de la casa, para no dejar escapar el aire caliente del interior. El espacio del túnel se aprovecha para almacenar carne congelada y utensilios de cacería.
Dentro de la casa, el calor se mantiene quemando aceite de foca y de ballena. Este aceite se quema en lámparas que además ayudan a iluminar y sirven para cocinar. Por eso en las casas esquimales reina una temperatura agradable y la gente puede andar casi desnuda. Las pesadas ropas de invierno quedan guardadas en el túnel. Toda la familia vive en un sólo cuarto y duerme junta, en una plataforma cubierta de pieles de caribú y otros animales.
Cuando llega el verano la temperatura se eleva y la nieve se derrite. En esos meses cálidos los esquimales no necesitan casas tan abrigadoras y prefieren vivir en tiendas hechas de piel, las que pueden armar y desarmar en muy poco tiempo, mientras siguen a los animales que cazan.


IGLÚ
Un iglú o casa de nieve es un refugio construido con bloques de nieve que generalmente posee la forma de cúpula. Los iglúes se asocian comúnmente con los esquimales, que los han usado como refugio temporal para los cazadores durante el invierno.


Su construcción fácil y barata lo convierte en una alternativa de vivienda para los habitantes de zonas heladas ; por otro lado, presta el abrigo y la seguridad necesaria, sirviendo como vivienda permanente dependiendo del tamaño y el mantenimiento. Existen diversos modelos y formas de decoración, pero la más común es la cúpula.

Tipos de iglú

Hay, fundamentalmente, tres tipos de iglú, los cuales se utilizan según la función que han de cumplir:
El más pequeño se construye como un resguardo temporal para cazadores que, lejos de su hogar, se aventuran sobre el hielo para obtener alimento. Su uso es fundamentalmente para resguardo nocturno y tiene una duración relativamente corta.[]
Existen los de tamaño mediano, los cuales sirven como morada familiar, albergando en una sola "habitación" el espacio de descanso. Su duración es de semi permanencia, requiriendo de mantenimiento constante, cuidando de la estabilidad de la estructura.[]
También existen los de gran tamaño, capaces de albergar hasta a 20 personas. Son permanentes y pueden ser una construcción gigante dividida en habitaciones; también pueden ser una serie de iglús pequeños interconectados por túneles, creando un complejo habitacional en la nieve. Debe tenerse en cuenta que para la construcción de dicho iglú, debe haber acuerdo comunitario, por lo que la "casa de hielo" se vuelve parte de la formación cultural comunitaria.[1]
Estructura
La nieve que se utiliza para construir un iglú debe ser suficientemente compacta como para ser cortada y colocada de manera apropiada. La mejor es aquella que ha removido el viento, porque sirve para compactar y entrelazar los bloques. El hueco que queda en la nieve, luego de extraer los bloques, se usa para la mitad inferior del refugio; es decir, el iglú es construido justo en el sitio de donde sale la nieve para la estructura. La forma de construirlo es sencilla, ya que no es necesaria una estructura provisional de soporte, cada bloque se apoya en los anteriores hasta cerrar progresivamente todo el espacio.[2]

Construcción

El iglú debe ser construido en espiral con bloques de creciente tamaño.
La característica fundamental del iglú es que está hecho en forma de cúpula, lo cual permite que su construcción no requiera de una estructura de apoyo, sosteniendo el peso de cada bloque en el inferior. Si la nieve ha sido bien compactada y pulida para que la estructura se mantenga fuerte, un iglú debe tener la capacidad de soportar a una persona parada en la cúspide de ésta.[3]

Estructura fundamental de un iglú

Como ya se ha indicado, la superficie de donde se sacaron los bloques de nieve deberá servir como piso de la mitad frontal del iglú, dejando una parte trasera elevada que sirve como cama. La disposición de los bloques base es circular, colocando uno delgado en un borde y agrandando los bloques a medida se avanza. Así, en espiral, se va elevando la altura de la estructura hasta cerrarla en la cúspide. La puerta debe ser pequeña, ubicada en la base de la construcción. En ocasiones, se cava un túnel que evita que se filtre el frío por la puerta, lo cual hace que la temperatura del iglú se mantenga más cálida que en el exterior. La temperatura interna puede oscilar entre los -7 y los 16 °C.[1] []
No debe olvidarse colocar un orificio razonablemente grande en la parte superior (no en la cúspide) de la construcción, el cual servirá para la evacuación de gases dañinos al ser humano. De no hacerse, la estructura acumulará dichos gases, convirtiéndose en un claustro letal para quienes la habiten. Adicionalmente, puede colocarse una pequeña ventana sobre la puerta, la cual puede servir para dar visibilidad y para ventilación adicional si las condiciones climáticas lo permiten.[]


El origen de las montañas
Hace miles de años, cuando el primer inuit siguió al caribú a nuevas tierras, se encontró con tierras habitadas por dos tipos de personas. Estaban los pequeños duendes que cabían en la palma de la mano y estaban siempre alegres y cantando.
Y estaban los Tuniqs, unos temibles gigantes que medían cinco veces el tamaño de un inuit. Los Tuniqs eran violentos guerreros, y les gustaba capturar a los inuit para comerlos. Sin embargo su inteligencia no era tan desarrollada, y los inuit se las ingeniaban para esquivar sus ataques.
Pero un día, un cazador fue visto por un tuniq, quien comenzó a perseguirlo para devorarlo. Al ver esto, otro hambriento tuniq se suma a la persecución, y aunque el inuit era veloz y mucho más ágil que los gigantes, se vio atrapado por ellos. Al no tener escapatoria, les pregunta el inuit: "¿Por qué quieren atraparme?" A lo que responden ambos al unísono: "Porque estoy hambriento y quiero comerte". Entonces el inuit, haciendo uso de su astucia, les dice: "Sólo soy un pequeño inuit, ¡mi carne no sería suficiente para alimentar a dos grandes tuniqs! ¿Cuál de los dos me comerá?". Con esto ambos gigantes quedan estupefactos y comienzan a pelear su derecho sobre el pequeño inuit. "¡Yo lo vi primero!" "¡Gracias a mi lo atrapaste!". Luego de unos momentos de discusión, el inuit propone que ambos tuniqs luchen entre sí, y se ofrece voluntariamente para saltar dentro de la cacerola del vencedor. Entonces comienza la lucha más terrible de la historia del hombre, días y noches completas los tuniqs se golpean y se arrojan al suelo. Y con cada golpe y estrellón en el suelo de la tierra, ésta se moldeaba, formando profundos valles, suaves colinas y grandes quebradas. La pelea no cesó por muchos días, hasta que cayeron agotados con el último gran golpe de sus cuerpos. El inuit, que esperaba pacientemente el final de la lucha, cuando vio a ambos gigantes exhaustos, atravesó sus corazones con flechas y regresó a su poblado. Miles de años después, cuando ambos gigantes y este astuto inuit habían desaparecido de la faz de la tierra, las montañas y los valles continuaron en su lugar, dando testimonio de la gran lucha de los gigantes.

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